AGRICULTURA

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AGRICULTURA

El arte de sembrar belleza .

Cada disciplina dispone de sus herramientas específicas.

Así mismo el agricultor maneja las suyas para hacer su labor.

Hoy, disponemos de novedosas máquinas, tecnología de vanguardia, ciencia al servicio de la producción. Mecanizamos vastas extensiones para lograr cosechas espectaculares y rentables convirtiendo el paisaje en mantos uniformes de color y textura. Inmensos invernaderos plastifican el paisaje bajo requerimientos económicos de rentabilidad máxima consiguiendo en realidad ajustar los precios a la baja en un mercado marcado por marketing biocida y logística de sobornos.

Entre tanto vemos pasar los camiones frigoríficos en dirección a los centros de distribución cargados de hortalizas y frutas envenenadas aunque de aspecto y tamaño idóneos, listos para ser consumidos por los humanos estresados, previo pago de alto precio, a saber si económico y/o sanitario.

No importa, es solo un comentario. Si los gobiernos lo permiten será por que no es malo para la población.

Pero vuelvo a la esencia del hecho agrícola.

Azada, corvilla, horqueta, rastrillo, legón, feseta,…

No recuerdo el momento en que me hice consciente de cuándo está la tierra en su momento optimo para hacerle un rascado y limpiar las malas hiervas que crecen en los arroyos y las bancas. Ni muy húmeda, ni demasiado seca. Incluso el aroma es especial.

La manera de manejar cada herramienta, dependiendo de la tarea que se vaya a realizar. El sencillo alcorque alrededor de un arbolito joven, o el remate de una cresta de caballón que le da ese equilibrio visual a toda una jornada agachado bajo el sol.

Sentir la energía de cada golpe, cuando se clava en la tierra la feseta para introducir después el plantón con tus propias manos, sudadas por fuera y callosas por dentro.

Dar forma a los surcos más hermosos que cada día te regalas en satisfactorio deleite, contradictorio, amable de agradecimiento por dejarse crear en el tamaño y profundidad perfecto atendiendo a las plantas que en ellos crecerán. Imaginar un mañana impredecible de inclemencias y riesgos programando in situ, e integrando en un todo la visión de plantas, vientos, animales, bacterias, lluvias, insectos, raíces, planetas,… donde yo soy.

Podría pensar en lo básico de un trabajo, como el de agricultor, tan denostado, tan sufrido, tan poco valorado. Lo esencial, lo profundo, lo espiritual, lo invisible a los ojos del que esta ciego.

Me imagino que el requiem de Mozart jamás se podrá expresar con palabras. Si quieres conocerlo debes escucharlo. Lo mismo con el trabajo de la tierra en los términos que me trato de expresar.

Existe algo mas allá del mecanismo creador de economía a través de la producción agrícola, que está en las manos del hombre o mujer que trabaja la tierra sintiéndose conectado a la fuente.

Lienzo efímero, igual que el charco desaparece tras la lluvia, tras la cosecha el campo llenará las despensas, las nuestras y las de la tierra.

Doy gracias de sentir como siento cuando trabajo la tierra. Es la forma mas hermosa de crear belleza que he aprendido.

Recibo esta herencia.

Damian Ruiz

Para contactar: creativos@enladiana.es

hacemos realidad tu sueño.

25 de mayo de 2021No commentsSin categoría

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